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La narcoguerra en las calles de Lima.

El "ajuste de cuentas" de “Chino Saucedo”.

Jaime Antezana Rivera.

Publicado: 2015-04-26

Tras el narcoatentado del Porsche donde iba Gerald Oropeza y, el 19 de abril, el "ajuste de cuentas" a Patrick Zapata, afirme –en varias oportunidades- que estábamos asistiendo, sin ninguna duda, al comienzo de una mayor violencia de los clanes del narcotráfico. Y, como una golondrina no hace la primavera, cuando ocurrió el asesinado Patrick Zapata, su ex amigo, por sicarios de Gerald Oropeza provoco un gran temor en la población limeña y nacional. Ese era, ni más ni menos, que el preludio de más violencia.

No me equivoque. En las narices de la policía, que -hace pocos días- dijo que su captura era inminente y a un día de cumplirse una semana del cruel asesinato de Patrick Zapata (¡¡con 13 balazos¡¡), sicarios del clan Oropeza volvieron a la carga: a las 5.45 am, del sábado 25 de abril, en el distrito de San Isidro, asesinaron de cinco balazos a Antonio Amadeo Saucedo Mendoza, alias "Chino Saucedo", en un taxi tras haber salido de una discoteca acompañado de dos chicas. A ellas, menos mal, no les paso nada.

Este "ajuste", a diferencia del asesinato de Patrick Zapata, quien fue asesinado por hablar en exceso en su manifestación ante la policía, esta vez ha tenido otro objetivo: a uno de los sicarios que participo del narcoatentado a Gerald Oropeza. Es decir, a un sicario y miembro del clan "Caracol", quien -según toda la información que se maneja- ordeno el ataque al Porsche en el que se trasladaba luego de su regreso de Cancún, México.

Así, similar a lo que sucedió en México 2000, estamos viviendo, en vivo y en directo, una narcoguerra, una de mis tesis sobre la dinámica global del narcotráfico en el Perú desde el año 2010, entre dos clanes de la droga en las calles de Lima. La razón: una deuda impago de $5 millones. Y, lo novedoso de todo esto, es que no estamos frente a una mera pugna entre firmas pequeñas de acopiadores de cocaína, como señaló un ex ministro del interior del gobierno aprista. No es así.

Está equivocado. Lo que estamos y seguiremos viendo o podemos ser víctimas “colaterales”, es una narcoguerra entre dos firmas que están en las ligas nacionales: acopiaban y enviaban cargamentos de cocaína a Europa a través de los carteles mexicanos y un nuevo cartel italiano que recientemente había aparecido. ¡Necesitamos ver más propiedades intervenidas e incautadas por la fiscal y el CONABI, para darnos cuenta de la naturaleza de esta guerra entre dos firmas nacionales¡

¿Necesitamos, situación que todavía no ha ocurrido, conocer el imperio económico y patrimonial del clan "Caracol" para tener idea de la violencia (“ajustes de cuentas", enfrentamientos, etc.) que se desatara post muerte de "Chino Saucedo"? No. La información con la que se cuenta, revela que se trata de un clan poderoso y que, esto es lo más importante, controlan parte de los envíos de cocaína a Europa por el puerto del Callao.

Estamos, pues, ante una narcoguerra de dos clanes poderosos que recién empiezan a mostrar sus fauces asesinas. El asesinato del “Chino Saucedo” desatara una violencia narco que no hemos visto nunca antes. El enfrentamiento entre el clan “Ráez” y “Tobi”, el año 2012, en las calles de Miraflores, que se puede considerar el sucedáneo de lo que está ocurriendo ahora, quedará como un “guerrita” frente a lo que veremos en los próximos días y semanas. Espero equivocarme.

En consecuencia, la violencia del narcotráfico o narcoviolencia, entrará –con muertes y sangre- a la psique colectiva de los peruanos. No comprendieron que esta narcoguerra tuvo antecedentes que lo anunciaban: innumerables "ajustes de cuentas", enfrentamientos entre mexicanos y colombianos y balaceras entre firmas de la droga, ocurrido en varios distritos de la ciudad de Lima, principalmente de clase media (Miraflores, San Isidro, Barranco etc.).

Tuvo que ocurrir el primer narcoatentado al Porsche ejecutado por sicarios de un clan de droga rival de Gerald Oropeza, para que –claro que con ciertas resistencias- asumamos que estamos viviendo el nivel de la violencia que se vivió en México el año 2000. Y, tuvo que ser asesinado Patrick Zapata y el “Chino Saucedo, para cerciorarnos que estamos ante una narcoguerra entre mafias del narcotráfico por las calles de Lima. 

En los intersticios de esta narcoguerra, constatamos que Gerald Oropeza sigue actuando impunemente. Sin que, como dijo la policía, su captura sea pronto. Y, con excepción de los medios de comunicación, con el silencio el gobierno y los políticos.





Escrito por

Jaime Antezana

Investigador.


Publicado en

Blog de Jaime Antezana

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